Reforzar el sistema óseo

El hueso es un tejido en continuo proceso de remodelado, con gran capacidad regenerativa y de adaptación a los cambios fisiológicos. El pico de masa ósea se alcanza durante la pubertad en mujeres y algo más tarde en varones. Estos alcanzan una masa ósea superior, presentando huesos más grandes y anchos, mientras que en el caso de las mujeres son más pequeños y de menor diámetro.

A partir de los 30 años se observa en ambos sexos un balance óseo negativo (Osteopenia y Osteoporosis con predominio de la reabsorción ósea), es decir se pierde más hueso del que se gana, que conlleva una pérdida paulatina de masa ósea similar en ambos sexos.

Este declive se acelera tras la menopausia en la mujer, debido a la pérdida de estrógenos, agentes con probada capacidad antioxidante, lo que contribuye a mantener una masa ósea inferior a la de los varones durante el envejecimiento. Con la edad, además, se producen alteraciones metabólicas que afectan al hueso: cambios neuromusculares relacionados con la falta de movilidad y aumento de la producción endógena de corticoides, que aumentan la pérdida de la masa ósea.